Pintar con los dedos es una actividad que potencia y desarrolla la imaginación de los niños. Es a partir del primer año de vida aproximadamente cuando los bebés pueden dar sus primeros pasos pintando, siempre, eso sí, bajo vigilancia de un adulto y utilizando materiales que no resulten tóxicos y estén especialmente preparados para el manejo infantil.
La pintura de dedos es el material perfecto para desatar la creatividad de los más pequeños: lavable, segura y con la consistencia justa para que los niños experimenten con el color usando sus propias manos.
– 2 tazas de harina de trigo
– 2 tazas y media de agua fría
– 2 tazas de agua hirviendo
– 2 cucharadas de sal
– Colorante alimenticio
– Tarros herméticos pequeños para guardar cada color por separado
Manos a la obra:
1º Mezcla los ingredientes secos y añade el agua fría revolviendo constantemente hasta obtener una textura homogénea.
2º Vierte las 2 tazas de agua hirviendo en una cacerola y añade poco a poco la mezcla del paso anterior.
3º Revuelve constantemente con un batidor de mano hasta que hierva para garantizar una textura cremosa y homogénea.
4º Separa la mezcla en envases individuales (tantos como colores vayas a preparar) y añade colorante alimenticio a cada uno hasta obtener el tono deseado.
5º Después de cada uso, cierra bien los envases.
¡A pintar!